He llegado a una edad en la que ya me toca ocuparme de “una
cosa detrás de otra” (según mi neuróloga). Mi cerebro ya no funciona como antes
y ahora no puedo retener tanta información y, lo que es peor, mi creatividad ha
empezado a mermar. Este va a ser el año de las grandes decisiones. La primera
ha sido: me retiro del mundo del teatro. No es que me haya cansado de él pero
al haber disminuido mis facultades me ocupa mucho más tiempo que antes y me
cansa mucho más. Además, quiero hacer cosas nuevas y retomar alguna de vieja
que tengo abandonada.
Nunca pensé que llegaría este momento y aunque a simple
vista parece que no me afecte, lo llevo fatal. Me miro al espejo intentando
entrar en mi interior a través de mis ojos y no consigo descubrirme, tengo la
mirada triste y el corazón también. Siempre pensé que podría con todo, que
tendría la fortaleza y las energías para embestir con cualquiera de mis
proyectos. Descubrir que no es así es frustrante y me entristece.
Es el momento de adecuarme a la realidad para aceptar mi
nueva forma de funcionar; siempre adelante, me digo constantemente, pero llevo
el lastre de descubrir que me hago mayor y no puedo con todo.
2 comentarios:
Yo veo todo lo que has logrado y lo que te queda por lograr con las nuevas ilusiones...
Sí, coincido con María. Además, personas como tu tienen cuerda para rato. Te lo digo a ti y me lo digo a mi porque a pesar de esa cuerda, a mi también se me empiezan a olvidar cosas y ya no tengo la energía de antes. Espero que mis nuevos proyectos me saquen del sopor.
Un abrazo grande. Hacía tiempo que no venía a leerte y estar contigo un rato. Me gusta tu casa.
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