6/4/08

La espuma de los días

Descubrí a Boris Vian hace tiempo. Un día, una filóloga amiga me dijo, “si no has leído La espuma de los días no puedes decir que eres lectora”. Ante tal reto, no tardé en tener el libro entre mis manos y el sofá en mis posaderas. Es un libro raro, pero me apasionó. Entré de cabeza en su poética y estuve nadando entre sus límpidas palabras todo lo que duró el libro. Creo recordar que sólo me levanté de mi asiento para comer.

Vian nació en el 1920, en Francia. La guerra interrumpió sus estudios y cuando terminó esta se dispersó en múltiples actividades (actor, cantante, músico de jazz, periodista, escritor). Las vivió todas con tanta furia e intensidad que perdió prematuramente la vida en 1959. Firmó las tres primeras novelas con el pseudónimo de Vernon Sullivan; son amargas y virulentas y suscitaron en sus días un gran escándalo. Más tarde sucedería su obra más madura.

Los entendidos prefieren hablar como el fenómeno de La espuma de los días más que como el fenómeno de Boris Vian, aunque uno sin el otro no tiene existencia (es en esta obra donde el autor encontró el reconocimiento). Esta novela conoció una gran moda después del Mai 68.

“En la vida, lo esencial es tener sobre todo los juicios a priori. Parece, en efecto, que las masas están equivocadas y los individuos siempre tienen razón”. Sobre esta declaración empieza la novela. Nuestra atención está solicitada por esta afirmación abrupta que pone en juego un “individualismo” que se manifiesta a lo largo de toda la novela, desde la limpia salida hecha entre los personajes principales (que poseen nombre propio) y los otros, simples individuos anónimos cogidos de entre una masa indiferenciada. Entre la masa propiamente dicha, la que se aplastará en las conferencias de Jean Sol Partre y nuestros cuatro héroes salen personajes diferenciados de la masa porque están individualizados, pero que no acceden nunca al rango de persona. Los más cotidianos son designados por su función; el librero, el farmacéutico, el ujier… Falta la categoría de individuos bastante ambigua en donde el nombre es la derivación del de una persona real y que la imita: Jean Sol Partre, La marquesa de Beauvovard, etc…

Uno de los aspectos principales de la novela es recalcar este individualismo, que se encarna en los personajes principales, únicos actores principales con los que se podrá enfrentar e identificar el lector.

Cuando empezamos a leer nos damos cuenta enseguida que no se nos está hablando del mundo en el que vivimos. Todas las expresiones, cogidas al pie de la letra, contribuyen realmente a crear este universo, chusco, cómico, ridículo, en el cual se mueves estos cuatro héroes y que no es el mundo de los lectores. La cuarta dimensión de este mundo es la del lenguaje y de alguna manera debemos ver que bajo esta virtud de desconcierto se trata de nuestro mundo. Por lo que se puede llegar a afirmar que el mundo de La espuma de los días no es más que una anamorfosis ridícula del otro. También se puede decir que las irrisiones y las críticas contenidas en esta novela, de la religión, de la guerra, …, seducen al lector porque es él el que ha hecho su transcurso. Todo esto lo seduce y lo pone en el individualismo de los héroes. Pero estas críticas a priori, para que puedan ser brutales y limpias, no van acompañadas de ningún razonamiento. El autor no se justifica. Se pueden encontrar respuestas a problemas que nunca han sido tratados.

Si se tienen nociones, se descubre un simbolismo clásico: el amor y la muerte. Contiene el mito de Tristan.

Resumiendo: el destino de La espuma de los días parece ligado a la noción de individualismo, la cual es elevada por la disposición de la historia. Además de la ambigüedad radical de este “universo-lenguaje”, a la vez tranquilizador y terrorífico, corresponde, de hecho, a la ambigüedad de la crítica de la sociedad.

Apuntes tomados de una investigación bibliotecaria después de la lectura del libro. Realmente, me impactó. Lo llevé en la cabeza durante mucho tiempo; lo recomendé, lo regalé, hablé de él todo lo que pude. Leí y leí sobre el autor y el análisis de su obra. Me encantó el libro y sigue siendo uno de mis preferidos.

En una presentación oral sobre Kandinsky que me tocó hacer un par de años después de leerme este libro, tuve la genial idea mientras la estaba realizando de comparar a Kandinsky con Boris Vian y su espuma. El éxito fue total. Y hoy, una nueva noche de mal dormir, he estado picoteando el libro y removiendo carpetas y archivos (reales) hasta encontrar esos ya amarillentos apuntes. Se me queda un montón de información en el tintero de Word.

Miams son unos extraños dibujillos que hizo sobre las correcciones de su novela.

10 comentarios:

Miguelo dijo...

que quieren decir esos dibujos???

Blasfuemia dijo...

Boris Vian no es un escritor fácil. Pero es imprescindible.

Sandra Sánchez dijo...

Uff se ve que el tema es denso...pero parece interesante así que tomo el relevo del reto y a ver si me hago con el libro. Se me amontonan las lecturas pero me gusta.
Gracias por compartirlo Dintel.

eFi dijo...

Me gusta mucho leerte, me instruyes sobre temas que no frecuento, gracias.

Mirando esos dibujos interpreto: el ser, en calma, que comienza a desarrollar ideas y sale despedido, a gran velocidad, por la aceleración de las mismas (fig.10 a 12). El poner un freno, pensar esas ideas con más orden, volverse a centrar, pero más firme(fig. 13 a 15).

Pero,....cada uno ve lo que está mas relacionado con su ser...es una interpretación totalmente subjetiva.

Te respondí en mi mundo.

Besos otoñales sureños.

Marcela dijo...

Recuerdo que leí hace años un libro de Boris Vian, pero no era éste, así que lo apunto, gracia por tus recomendaciones, qué pena no tener todo el tiempo del mundo para leer.

Anónimo dijo...

Entonces este va para la lista con subrayado de prioritario, en serio que lo vendés muy bien...

Saludos dominicales...

Raquel dijo...

Leí el libro hace mucho tiempo pero creo que es hora de volverlo a releer.
Un abrazo

Marigel dijo...

Lo de la espuma de los días me resultó interesante. Lo de la calma tras la tormenta me gustó. Lo de la página en blanco me dejó el corazón en un puño. Pero lo de simplemente literatura me estremeció.
Porque esa literatura simple es la historia de mi desamor. Dejando a un lado el hecho de que ella no bebe y no ha vivido nunca en mi casa, esevivir pendiente, renunciando a mí poco a poco, sin darme cuenta, es lo que hasta haca nada me haestado devorando.
No sé si me habrás mirado por un agujerito.
Un beso.
Me pasaré más por aquí.

dijo...

buena recomendación... no lo leí... voy por él.
besos

la cocina de frabisa dijo...

No he leído nada de Boris Vian, pero tu comentario me ha seducido totalmente.

Me ha arrebatado la comparativa de Kandisky y Vian.

Leo ahora a "Firmin" recomendación de otra bloguera, tengo uffffffffffff ni se sabe pendientes de leer, pero me apunto a Boris Vian, caerá, seguro.

un besito