20/4/08

Nunca fui tuya

La conocí en el Chat, de la forma en que dos mujeres se conocen a través de este medio. Empezamos jugando con las palabras, con las ideas, con la gente, para pasar a un juego de grado superior con nuestros propios sentimientos. Exaltación y fogosidad, eran los adjetivos que definían nuestra próspera relación. Pronto entramos en un frenesí descontrolado de dependencia. Cubría mis carencias, yo las suyas. Me sentía totalmente enamorada de ella y ella de mí. Con la velocidad que impulsa la necesidad, en breve, decidimos que se viniera a vivir a mi casa. A dos meses de conocerla por Chat y de interminables charlas telefónicas, bajaba del avión con una maleta en cada mano.

Empezó, en ese instante, la mejor época de mi vida. Me sentía amada a extremos insospechados. Una vez instalada en mi casa, se dedicó por completo a hacerme feliz. Empecé a vivir ese cuento de hadas, que justo antes de conocerla, empezaba a dudar que existiera. No necesitaba a nadie más. Mi familia y mis amigos, mal me pese reconocerlo, me estorbaban. Esa mujer era todo lo que quería. Sin darme cuenta, rebosada de amor, fui cerrando mi vida en torno a ella. Creamos un nido maravilloso en donde todo era cariño y dulzura.

Como es lógico mis amigos empezaron a reclamarme. Entendían que durante los primeros días viviera en la soledad de la pareja ese amor que tanto había deseado, pero, ahora, consideraban que era el momento de volver a la parte social y de compartir con ellos a mi dama. Así que monté una cena en casa. Me sorprendí al ver que no le hizo ninguna gracia. Pero me olvidé de ello al acariciarme tiernamente y susurrarme, de un modo infantil, que me quería sólo para ella y que no quería compartirme con nadie. Este comentario me halagó enormemente, ciega, entonces, a la realidad de su significado.

Desde ese momento, de una forma sutil, fue cambiando su comportamiento. Delante de la gente era la pareja más dulce y atenta que nadie podía tener, pero luego a solas, me trataba como parte de su posesión. Me di cuenta tarde, para poder remediarlo. Empezó a criticar a mi familia y a mis amistades hasta pasar a insultarlas siempre que podía. Y a mí, empezó a tratarme con desprecio y burla y se mofaba de todas mis opiniones. Al principio, cuando veía que se había pasado, volvía como una corderita y me pedía perdón alegando haber tenido un mal día o que estaba a punto de venirle el periodo. Así, sutilmente, fue acrecentándose la frecuencia del maltrato psicológico.

Recuerdo un día, en que había organizado una cena con motivo de la despedida de mi mejor amiga, que se iba a vivir fuera del país. Ya tenía toda la comida preparada y la mesa puesta. Acababa de salir de la ducha y me hallaba sentada, en la cama, aplicándome la crema hidratante por el cuerpo y las piernas. Entró en la habitación ya con ganas de jaleo. No puedo relatar el motivo de la discusión (aunque sé que tenía que ver con mis amigos) porque nunca he sido capaz de entender que fue lo que le pasó. El caso es que la pelea acabó con ella encima de mí y yo estirada en la cama; con una mano me cogía por el cuello y con la otra me amenazaba delante de los ojos. Paró en seco de gritarme, se levantó y salió de la habitación dando un portazo. Nunca me sentí tan desnuda como aquel día. Cuando fui capaz de moverme, llamé por teléfono a mi amiga y anulé la cena excusándome con un cólico nefrítico. Le pedí el favor de que llamara ella a los demás informándoles de la cancelación. No me fue difícil engañarla ya que pensó que mis lágrimas, que no pude contener, eran debidas a mi dolor físico.

A partir de entonces, los malostratos pasaron a contener amenazas físicas. Me tenía cogida por todos los lados. En ocasiones, cuando ella se empezaba a ver con las maletas en la puerta, volvía a mí dulce y melosa y yo se lo perdonaba todo. Pero duraba poco. Entonces, cambiaba radicalmente y me mostraba todo un panorama de rabia y odio hacia mí. En la cama, su forma de tocarme era bien diferente a la de los primeros meses. Yo me sentía asqueada, y cuando ella se dormía, lloraba sin hacer ruido, con pavor al pensar que pudiera despertarse. Poco a poco mi aspecto alegre y feliz se convirtió en taciturno y lleno de tristeza. Delante de mis amigos y de mi familia intentaba comportarme como si mi vida fuera llena y dichosa, conduciéndome esto, a un tremendo sentimiento de soledad. Me sentía frustrada y fracasada. Mi silencio era el resultado del miedo que estaba atenazando mi vida.

Quería echarla de mi casa pero no sabía cómo. Estaba demasiado intimidada por ella y por sus amenazas. Todos sus gastos corrían de mi cuenta. Además, le estaba proporcionando el dinero de bolsillo, ya que, en los ocho meses que llevaba conmigo, no había conseguido ningún trabajo. Hacia unos días que me estaba pidiendo que la pusiera como propietaria en las escrituras del piso y yo me las iba componiendo para ir dándole largas. Por aquel entonces, mi mente sólo se ocupada de buscar la forma de echarla y que me dejara tranquila, sin que eso fuera un escándalo.

Un día, llegué de trabajar y no se había levantado de la cama. Me dijo: "quiero hablar de las escrituras". Yo, que no sé de donde saqué las fuerzas, me enfrenté a ella y le dije: "Tendrás que hablar con mi abogada. Tú y yo no tenemos nada más que hablar". Me giré para irme y un fuerte golpear me sobresaltó. Al volverme la descubrí obcecada dando puñetazos al armario. Le grité que lo iba a romper. Pero callé al ver que, furibunda se acercaba y me cogía del abrigo para atraerme hacia ella. Me agarró de la cabeza con las dos manos y golpeó mi cara con todas sus fuerzas en su rodilla. Sólo se oyó el crujido de mi nariz y empezó a sangrar. Ahí fui consciente de que mi mundo se había teñido de color rojo.

No salí de casa en más de una semana. Pero necesité mucho más que eso para hacerme fuerte. Vivió conmigo casi un año y medio. Y me agredió, al menos, en tres ocasiones más. No sé de dónde saqué las fuerzas. Ni qué me hizo actuar como lo hice. Pero un día, en que la muerte rondaba mi cabeza como solución, cambié la cerradura y le dejé las maletas en el rellano de la escalera. Me fui a casa de unos amigos y ahí, totalmente derrumbada, expliqué toda la historia. Ellos se ocuparon de todo; llamaron a mi familia y le pusieron en antecedentes. Entendieron de golpe mi conducta durante este último año. Todos se hicieron cargo de mí y me sentía muy cuidada. Pero seguía metida en mi mutismo. Poseía un secreto que no quería compartir con ellos: yo ya no era la misma persona.

Tardé unos meses en poder regresar a mi casa. No fui capaz de dormir sola las primeras noches y mi hermana se quedó conmigo. Fue pasando el tiempo y con ello, poco a poco, fui recuperando muchas cosas que había perdido. Mi vida volvía a ser la de antes de conocerla. Nunca se volvió a saber de ella y con el transcurrir de los meses la gente fue olvidando el tema. Nadie ni nada volvió a recordarme su nombre, excepto el miedo con el que, desde entonces, vivo cada uno de mis días.

31 comentarios:

Blau dijo...

Quizas soy muy dura, o es que no me he enamorado, pero jamas metería en mi hogar a alguien de un chat y con solo 2 meses de trato.

...ya sé ya sé...nunca decir de este agua no bebere.

Besos de domingo.

Sandra Sánchez dijo...

Un buen relato sobre un tema desgraciadamente muy de moda...me ha gustado verlo desde el punto de vista de una relación distinta a la típica.
Saludos!

Belén dijo...

Querida qué duro!

No es amor posesión, no es amor las amenazas! y encima no se como lo hacen pero es que acaban haciendo pensar que si... y hay mezcla de miedo y terror y no, no es bueno!

Tu tenías necesidad de tener pareja, pero no elegiste bien, un chat puede ser sitio para una primera forma de conocer, pero tiene que haber cara a cara, piel con piel antes de tomar la decisión de llevarla a tu casa :)

Y bueno, qué puedo decirte... el miedo querida... ya entiendo tus palabras dulces con mi post... léelo cuantas veces quieras, quédatelo, es tuyo, en serio!

Besos

Anónimo dijo...

Menos mal que sigues teniendo a tus amigos, a tu familia... que te dan fuerza para seguir viviendo. Siempre sale el sol...y más ahora que llega el verano. No lo olvides.

errante dijo...

supongo que es real, y comparto lo que te ha dicho blau, pero también es cierto que el miedo se irá algún día y lo que te ha sucedido servirá de experiencia.

Agatha Blue* dijo...

Querida Dintel,

Me he sobrecogido mucho leyendo tu relato.

Siento muchisimo que tuvieras que pasar por esto, pero por lo que puedo leer, has superado esto renaciendo de nuevo.

Eres fuerte, muy fuerte.

Gracias por compartir con nosotros este mal trago.

Un abrazo largo y cariñoso, espero que las heridas del alma tambien hayan cicatrizado.

Besos,

Agatha Blue*

Mari Triqui dijo...

Al leerte, durante todo el tiempo, he deseado que lo que cuentas sea fruto de tu imaginación y que no hayas pasado realmente por eso...
Si fuera cierto, qué triste, qué duro... aunque seguro que buena parte del miedo se habrá ido al atreverte a contarlo...
Un abrazo fortísimo Dintel, un abrazo lleno del azul del mar que veo desde donde te escribo... y recuerda que, lo que no nos mata, nos hace más fuertes...
Como siempre un placer enorme compartir este cachito de mundo contigo...

Miguel Ángel Raya Saavedra dijo...

No nos conocemos, pero recibe de mi un fuerte y sincero abrazo.

beizabel dijo...

Uf, me chirrían las bisagras al leerte...

libra dijo...

Yo estoy segura que es real...no sé si es tu caso, lo que importa es que eso y peor sucede en muchos hogares.Y no sólo de hombre a mujer, la parte que nos cuentas de maltrato psicológico,muy dañina, hay muchas mujeres que la ejercen...Un beso, guapetona,no añadiré nada a tu post...quizás un ramito de mimosa.

Morgana dijo...

una vez me confesaron lo mismo. Sutiles son los detalles que avisan de que ya se está en otro tipo de relación. Ojalá todas aprendamos de esta historia.

Raquel dijo...

¡Qué duro! Es el sufrimiento cuando empiezas a ser consciente de lo que ocurre, la angustia de no saber cómo salir de la situación, el miedo de después... creo que eso es lo peor.
Un abrazo grande

Mármara dijo...

Prefiero pensar que es otra de tus "estafas verbales", que has vuelto a embaucarnos con tu lenguaje. Aunque, por desgracia, más de una podría contar en primera persona una historia similar.

d´Agolada dijo...

Siento que no entiendas el gallego, pero puedes seguir visitándome si te apetece, con el tiempo ya verás como entiendes más de lo que cres, yo por mi parte si que voy a venir por aquí. un beso.

Marigel dijo...

Un relato muy bueno, aunque, siento decirlo, lo he leído con el corazón en un puño.
A veces no sabemos salir de las tlas de araña que nos atrapan. Ésa era muy extrema, pero yo he pasado por otra, mas leve, pero también destructora. A veces, tu familia y tus amigos te señalan la situación, pero, hasta que no te caes del guindo tú sola....
Escribes muy bien. Me gustan tus relatos.

Geminis dijo...

Una historia que se repite con demasiada frecuencia, y que usted, señora ladrona de emociones, puede que haya hecho suya.

Besos.

Anónimo dijo...

Nunca me puso una mano encima, jamás, pero me hacía un daño feroz cuando notaba su odio en sus palabras, cuando se mofaba de mí, cree una dependencia total hacia ella, hacia ese dolor... Lo siento, no puedo decir más.

Enhorabuena por tu valentia.

Un beso

marga dijo...

tranquilamente podría ser una historia real, como las hay tantas...
sin embargo me parece que estigmatiza el hecho de que las protagonistas se hayan conocido por chat
el chat es un medio, como lo puede ser cualquier otro (un boliche, una universidad...)
está en una, tratar de averiguar quién es el otro antes de involucrarse de esa manera

salu2

eFi dijo...

Suena real.

Pasate por mi mundo que hubo reparto (y respuesta a tu comentario).

Besos.

Trini Reina dijo...

He leído este relato con el corazón en un puño. Conozco el tema (más o menos) no por mi misma, sino por alguién muy amado por mi y sé lo duro que es y lo difícil que resulta salir de una situación así y de lo "tocado" que queda un@.
Pienso que esta historia es real, sólo espero que no te haya ocurrido a ti.

Por otro lado, estas cosas pasan con chat o sin el. Gente mala y o demente, las hay en todos lados.

Un abrazo

prófuga dijo...

de acuerdo con trini. Lo de que la "conocieras" -es un decir- en el chat, es algo irrelevante. Bueno, tú o quien sea la protagonista de la historia.

la cocina de frabisa dijo...

Me descubro ante ti por tu valentía, por tu fuerza y por haber sido capaz de salir de ese infierno.

Seguro que te ha hecho bien haberlo escrito, es un buen modo de exorcizar. Me han sonado muchas cosas de las que has vivido y que obviamente no me traen buenos recuerdos.

Lo sorprendente es que cuando ha pasado tiempo, cuando una consigue tener perspectiva de lo sucedido, no entiende, no comprende cómo pudo haber soportado tanto. Como una, que aparentemente es tan fuerte y tiene tanto carácter fue capaz de aguantar carros y carretas.

¿Sabes el lema que se hizo famoso cuando el Prestige? ¡¡NUNCA MAIS!!

Un abrazo cómplice y cariñoso.
Isa

Anónimo dijo...

Aun sin conocerte aprecio tu valentia, ninguna mujer que hace algo asi merece una pizca de atención, Adelante, recibe un calido abrazo. TT

Veïna dijo...

Desgarrador...

Petonets

Irreverens dijo...

A mí me tienes totalmente desubicada. ¿ESto tan terrible te ocurrió de verdad a ti?

Ya sé que la realidad supera la ficción pero...

Petons

Anónimo dijo...

HACE UN TIEMPO QUE LEO TU BLOG Y ME GUSTAN MUCHO TUS HISTORIAS. DESDE MI PUNTO DE VISTA SIEMPRE NOS LLEVAS AL LÍMITE Y HACES QUE SALGAN UN MONTÓN DE SENTIMIENTOS Y SENSACIONES QUE ME HACEN EMOCIONARME, INCLUSO SE ME HA ESCAPADO ALGUNA LAGRIMILLA.TE SEGUIRÉ LEYENDO,ENHORABUENA.

ConchaOlid dijo...

Real o no, siempre conocemos a laguien que se somete a la tiranía de personas inseguras que se reafirman machacando al semejante.
Cuidadin cuidadin, todos somos susceptibles de arrebatos demolerdores.
Si llevara sombrero me lo quitaría.

ConchaOlid dijo...

ais que mal escribo a estas horas leñe

Maria dijo...

Desde el punto de vista literario es todo un logro, desde luego, hasta el punto de que uno desea creerlo a piés juntilla. Si fuera una historia real sería todo un documento, pero me pasa como a irreverens, me descoloca mucho.

illeR dijo...

Quiero creer que esto no lo has vivido tu. Es duro pensar en la de gente que sufre esas circustancias cada dia...

MOIRA dijo...

El amor,quizá la soledad, sentirnos arropadas nos pone una venda en los ojos sin dejarnos ver que se abren grietas, que es´tas pueden terminar porque el suelo se hunda a nuestros piés, y caer al más absoluto vacio.
Querida amiga, seguro que tanto dolor físico y psíquico te ha ayudado a entender muchas cosas y aprender de ellas.

Porque algunas veces necesitamos
que el corazón sangre para darnos cuenta de nuestros errores
Olvida...borra con la goma del alama ese cuaderno de recuerdos lleno de maldades y olvida..ese siniestro ser que no merece que le guardes nisiquiera en el cajón del odio,porque seria darle relevancia y no la tiene ni como persona,ni como ser humano.
Cualquier cosa..pasaté por mis sueños, allí estaré..

Un grandisimo abrazo guapisima