7/1/18

Ilustre personaje

Un día dije: debo limpiar mis correos de cosas antiguas que ya no necesito. Voy carpetando, voy archivando y se va quedando todo en las estanterías de mi espacio sin que ni siquiera me acuerde de lo que tengo.  Así, que con pocas ganas de hacer lo que realmente tengo que hacer he estado cacharreando entre mis archivos de correo y he dado con unos “carteos” con el que fuera un personaje ilustre de los blog. No recuerdo cómo empezó la cosa, ni tampoco el motivo inicial de nuestra comunicación, el caso es que sin conocernos, nos sentíamos muy cercanas a través de lo único que nos podía acercar, nuestros blogs.

Esto de los blogs tiene su magia; porque solo por leer a una persona, te sientes ya cerca, muy cerca, como si conocieras sus intimidades. En el secreto del mail, la cercanía se acentúa, aparece una complicidad y una especie de “jugueteo” absurdo por demostrar quién es más intuitiva con la otra persona y un tipo de admiración mutua que permite adentrarse en profundidades sobre lo divino y lo humano. En ningún momento me refiero a ligoteo ni nada de esto.

Estos mails, en concreto, datan del enero de 2011, y contienen la sensación de estar hablando dos personas con una gran amistad.  Hoy, a enero del 2018, no sé nada de esta persona. Y os aseguro que en aquella época hubiera jurado que éramos grandes amigas.

No recordaba para nada estos mails ni tan siquiera la sensación de haber sido amigas, o como quiera que se llame a este tipo de exaltaciones que provoca la red.

Enviar a papelera.

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