Cuando cae algo al suelo, dejo de hacer lo que estoy
haciendo para recogerlo. Me da la sensación que no debo permitir que esté
tirado más de lo imprescindible, que es desde que toca el suelo hasta que lo
recojo lo antes posible.
Siempre lo ha hecho así. Y siempre he pensado que debía
hacerse así, y que todo el mundo lo hacía así. Pues no. El otro día en el
trabajo descubrí que no todo el mundo lo hace así. Hay gente que no deja de
hacer las cosas para recoger lo que se ha caído. Una vez acabado lo que estaba
haciendo, lo recoge.
Todo un mundo. Todo un mundo. A mi edad, descubrir esto… sin
comentarios.
Pues bien atónita me tiene porque pensaba que la forma correcta,
funcional y adecuada era la mía. Y lo que es mejor, ahora estoy analizando qué
tiene de malo la otra forma. ¿Qué pasa si el objeto está más rato en el suelo?
Una vez se ha caído ya no tiene importancia.
En fin, filosofía barata de domingo.
2 comentarios:
Y así con todas las cosas en lal vida. Aceptar que las maneras de hacer de los demás también son válidas y no tenemos la verdad absoluta, es un ejercicio muy importante.
Y complicado.
Nosu, creía que ya lo tenía claro, pero ya ves que no.
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