Las vidas tienen colores y el color que más abunda es el
gris. No hay más que ver a las personas yendo de un lugar a otro por la calle.
Con aire serio y taciturno, cayendo sobre ellas una lluvia mansa provocada por
una nube propia, con sensación que no les concierne la tormenta que les
acompaña. Caracterizadas siempre por un falso y frágil sosiego, con esa calma,
tan quebradiza que nadie se atreve a invadir.
Quizá solo necesiten en su vida un factor estimulante que no
les haga esperar, imposible de tomarla por ellas mismas, una decisión ajena a
su voluntad.
Me da mucha rabia descubrir que a veces visto mi vida de
gris. No quiero. Ni tan solo para ir por la calle, aunque sea el color con el
que te ensucies menos.
2 comentarios:
Vestir la vida de gris me has encantado
abrazos dorados
RECOMENZAR, gracias. Sí, un color que condiciona.
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