18/12/07

Mi error

Cuando el cansancio me obliga a parar un rato mi actividad y a estirarme en el sofá del comedor quieta, sin hacer nada, doy tiempo y permiso a mi mente para que pueda evocar mi error. No la ayudo a crear la atmósfera adecuada para que el dolor vuelva a instalarse en mi garganta, sencillamente dejo que con sus mínimos recursos, recree el clima de forma precaria y así la evocación sea lo más difusa posible. Pero ella, mi mente, hábil en afilar los bordes de lo singular hace aflorar mi sentimiento de culpa y el poco perdón que me profeso cuando de mis errores se trata. Sus tentáculos invisibles se apoderan de mis sentimientos y del emplazamiento del yo, conduciéndome a un callejón sin salida en donde no existen huellas de haber estado antes, pero que es el mismo donde he mudado la piel en tantas ocasiones. En la mínima velocidad del regodeo, mi mente, mantiene abierto el recuerdo de mi error, sabe que con él me puede chantajear a su gusto.

4 comentarios:

Lucía dijo...

Todos tenemos algo que no nos perdonaremos nunca y quizás sea bueno, porque nos servirá para pensar un poco más lo que hacemos en adelante, pero es verdad que a veces es una pesada carga.

Kichiaya dijo...

Las mejores cosas que hacemos los humanos vienen de la verguenza de nuestros errores...

Sandra Sánchez dijo...

No hay peor chantaje que el que nos hace nuestra propia mente y la mayoría de las veces de forma totalmente injusta...te deseo que le puedas hacer frente lo antes posible.
Saludinos!

Mármara dijo...

Hace unos meses trajimos a colación el asunto de la "pandillita interior". O lo que es lo mismo, todas esas partes de nosotras mismas que se encargan de gestionar las múltiples facetas de nuestra personalidad.
Algunas de las integrantes de la susodicha pandillita precisan ser atadas en corto, para que no se desmadren y nos amarguen la existencia.
Ya que lo expones, me permito sugerirte que llames a capítulo a la Chantajista y la pongas en su sitio y, si se resiste, la destierres durante una temporada. Y verás como deja de darte la lata.