17/12/07

Midiendo con propio rasero


No se aprende nunca. Una es una y los demás son como son y no son una. Y si una se comporta de una manera equis, los demás no tienen por qué comportarse de la misma manera equis que una, o sí, si ellos quieren.

Mi pregunta es la siguiente: ¿dónde empiezan esos valores eticosociales que salvaguardan las amistades? ¿Qué comportamientos serán los que a una le hagan distinguir bien las amistades? ¿Qué normas se deben cumplir como mínimo para considerar a alguien amigo/a de una?

Creo que queda claro que en la franja de la amistad y en la franja de la no-amistad no hay ningún problema para saber donde ubicar a la gente, pero ¿y en la linde entre ambas franjas? No se puede hablar de que haya un horizonte que las separe, de una fina línea que fronterice ambas franjas, sino de una zona en la que andan miscelaneándose la amistad con la no-amistad y es ahí donde los valores y normas eticosociales no tienen poder alguno porque todo depende, de nuevo, del famoso cristal visual y de su color.

Quizá por esto se diga que amistades verdaderas hay bien pocas, que se pueden contar con los dedos de una mano y es que sobrevivir en la franja fronteriza, territorio de nadie, es toda una proeza, además, con el agravante de que las heridas producidas en esa batalla por sobrevivir (porque, no nos engañemos, sobrevivir es luchar en cualquier campo de esta analizada vida) no sanan nunca y condicionan las nuevas batallas que puedan surgir.

Soy consciente de que escribo en tono decepcionado, pero es lo propio cuando al descubrir que los mínimos que creías adquiridos por la persona amiga no son cumplidos no te queda otra que admitir y aceptar la realidad: ya no somos amigas. Pero, ¡ojo!, sin distorsión, no vale aquello de “nunca ha sido amiga mía”. La vida cambia y madurar es aceptar esto.

3 comentarios:

Blau dijo...

Dintel, gracis por tu visita y sobre las amistades, te diré que si tengo 3 amigos amigos es mucho. Así qué, tranquila niña...es la vida.
Un beso con fríoo

Anónimo dijo...

Las amistades verdaderas son contadas con los dedos de una mano y sobran dedos... Las que están en esa franja entre el si y el no, dependen de unos mínimos éticos y unos valores que en mi caso, no acepto que no se cumplan, porque yo soy la primera que me esfuerzo por cumplirlos y cuando alguien me falla, suelo ser drástica, no me gusta que nadie vaya de listill@ de turno!!
Besos a colores y sin mal rollo!!

Mármara dijo...

En la amistad, como ocurre con casi todas las cosas de esta vida, la clave está en nosotras, en nuestra capacidad para aprender sobre nosotras mismas a costa de los actos ajenos.
No sé si te ayudará, en este caso concreto, pero cuando me siento ofendida por alguien a quien considero Amiga, con mayúsculas, lo primero que hago es revisarme y averiguar por qué me he sentido ofendida, o molesta, o lo que sea. La respuesta me conduce, siempre a mí.